Por: Felipe Maldonado, Vol. 8ª. CBS.
“La irreparable desgracia que priva al hogar de usted, del afecto hijo amante, cariñoso y bueno, ha repercutido muy hondamente en el seno de nuestra compañía, que ve desaparecer con él, al camarada abnegado, al amigo leal, al compañero sin tacha y al bombero ejemplar”. (Extracto de la carta, enviada a Don Juan Hendrych B, padre de nuestro Mártir, suscrita y firmada por: Don Eduardo Kaimalis Lesturgeon, Tesorero y Secretario Accidental y Don Guillermo Morales Beltramí, Director).
“Había en nuestra compañía, un muchacho entusiasta que sabía adentrarse en el corazón de quienes tuvieron la suerte de conocerlo. Noble y leal, sabía dar todo lo que era placentero, reservándose estoicamente, lo que no era así. Buscó nuestras fialas, seguro que en ellas, encontraría el campo propicio en donde cultivar su idealismo que no tenía horizonte y su bondad, que no tenía límites. Hizo de la Octava, su segundo hogar y la supo servir con todo el entusiasmo de su vigorosa juventud y con todo el ímpetu de su generoso corazón.
Una mañana, Don Víctor Hendrych Husak, junto a otros compañeros, luchadores como él, corrían presurosos al sitio donde le llamaba el deber, iba dispuesto a vencer como en tantas otras jornadas, pero la muerte es el espectro grosero de la existencia humana. Le aguardaba cobardemente en una esquina de vuelta cualquier. Y sucumbió, sin tener si quiera, un gesto de rebelión, serenamente”. (De las memorias de compañía, de 1926 a 1939).
Don Víctor Henchych Husak, de nacionalidad checoslovaca, ingresó a la Octava Compañía, el día lunes 10 de agosto de 1931. Bajo los registros 13.275 del Cuerpo y 301 de Compañía. Prontamente, debido a su brillante desempeño en las labores encomendadas, a fines de 1932, fue nombrado Secretario, dicho cargo recayó en él al ser reelecto para el periodo 1933.
En la madrugada del 20 de Noviembre de 1933, cuando el reloj indicaba las 05:30 horas, se declara un Incendio en la calle San Francisco de Asís, al llegar a calle Huamachuco (actual 10 de Julio), otrora 7º cuartel. La aguerrida Guardia Nocturna se dispuso a tripular el carro portaescalas “Enrique Fredes Zúñiga”, saliendo del Cuartel de aquel entonces en calle Santa María, enfilando por calle De Las Claras (actual Enrique Mac-Iver), con el sonido inconfundible de la bocina manual “PAPÍ”, y el tañer profundo de la campana. Al llegar a calle De La Merced, se detuvo atónita ante lo ocurrido, debido a la imprudencia del conductor, quien manejaba un tranvía eléctrico, haciendo caso omiso de la proximidad del vehículo de emergencia, dejando al portaescalas sin posibilidad de efectuar maniobra alguna por evitar la inminente colisión. En el lugar, reino la desolación, entre el hacinamiento de fierros retorcido por el magno impacto, a los pocos minutos se logró extraer el cuerpo que yace inerte, del Secretario, Guardián, Voluntario y desde aquel momento… Mártir Sr. Víctor Hendrych Husak. Junto a él, repartidos por la cruda huella de la tragedia, los Oficiales; Capitán, Sr. Luis Alonso Gómez; Teniente 1º, Sr. Alfredo Ahumada. Además de los voluntarios; Sr. Moisés Castillo, Sr. Heraclio Cerda, Sr. Francisco Gómez y el Cuartelero Sr. Leopoldo Guzmán. Todos heridos de consideración.
Don Víctor Hendrych Husak, quizás nunca imaginó el legado de enseñanza que hasta hoy deja, en cada uno de los Octavinos, que por la senda iluminada que en conjunto a Don Enrique Fredes Zúñiga, nos inculcan el ejemplo a seguir del ideal bomberil, que no es más que de la esencia pura al querer servir a la comunidad.
Mientras sigan existiendo Voluntarios como Hendrych Husak en nuestra Compañía, que con méritos nuestra Guardia ha sido sindicada como “Escuela del Bombero”, manteniendo tradiciones, estando siempre alerta ante el llamado clamoroso de auxilio, corriendo raudos y veloces, prestos a salvaguardar vidas, venciendo en la lucha incesante contra el tenaz destructor. Tal cual lo mencionaran en la Memoria de nuestra Compañía en 1933, seguimos siendo “la primera línea de fuego”, para cuando llegase “el momento decisivo de cumplir con el deber”, demostrado en el último Incendio de este 2013, año de nuestros 150 años, que afectase el Teatro Municipal de Santiago.
Así es como hoy, a 80 años del martirologio de Don Víctor Hendrych Husak, próximos al descubrimiento de una placa en la calle que lleva su nombre, un deseo que traemos hace tiempo, entre las esquinas de Marín y General Bustamante, en la comuna de Providencia, lo recordamos con especial cariño y admiración. Porque para ser Aguerrido, hay que ser Octavino.-