Por: Hugo Guzmán, Secretario, 8ª CBS.
Así como el manejo de la técnica bomberil, también los valores éticos de los bomberos deben ser motivo de permanente repaso y constante preocupación para el buen desempeño de cada mujer y hombre que pertenece a la Institución. Particularmente, es una preocupación latente al interior de la Octava Compañía, “La Unión es Fuerza”.
Porque cuando se transgreden, se distorsionan, se omiten y se dejan pasar los valores éticos, la función del bombero, de la Compañía, comienza, cuando menos, a flaquear y se pueden producir fallas en el desempeño, faltas al deber y la disciplina, atentados a la armonía y la buena marcha de las tareas y se debilita la organización toda.
En realidad, los bomberos somos profesionales de la emergencia, dotados de valores éticos. Quien olvide aquello, no será, así de tajante, buen bombero.
En los cursos y charlas queda establecido un listado de valores éticos: la lealtad (sobre todo a la Institución pero también a los pares), la disciplina, la prudencia, la valentía, la honestidad, la tradición, la fraternidad, la tolerancia, la afabilidad, la gratitud, la abnegación, el altruismo, la justicia, la magnanimidad.
Un listado que no debe ser olvidado, jamás.
Si se piensa con cuidado, son valores éticos fáciles de cumplir, si se parte de la base de una condición humana, consciente, racional y espiritual. ¿Es muy difícil ser honesto, decir la verdad siempre, ser tolerante, ser afable? En rigor, no. Pero, por desgracia, puede ser más fácil actuar en antítesis a eso, es decir, caer en la mentira, en la deshonestidad, en la intolerancia, en la falta de abnegación. Entre otras cosas porque los bomberos no somos ajenos a factores exógenos de la sociedad donde de repente se pierden o se desvirtúan valores éticos.
Como sea, la norma ética bomberil está bien precisada. Es más, algunos actos de indisciplina, desobediencia, reñidos con el buen desempeño de la Compañía, podrían ser sancionados no sólo tipificados reglamentariamente, sino considerando la falta a esos valores éticos.
En el fondo esto tiene el punto de partida en el Deber Ser, que en este caso, es el Deber Ser del Bombero.
Entonces, cuando no se respeta el reglamento, no se atina con el muto respeto, no se cumplen con las obligaciones del servicio, no se tolera a un cófrade, no se respeta la verdad, y es más, se promueven actitudes que son la anti/ética bomberil, se abandona el Deber Ser del Bombero, la esencia misma del compromiso.
Y de paso, se debilita a la Compañía, a la Institución, se agravia el buen desempeño y se generan situaciones que no permiten el desarrollo profesional y de calidad de la actividad bomberil.
Hay que decir que a esos valores ya enunciados, se agregan factores fundamentales como el servicio, la voluntad, la constancia y el compromiso.
En todo esto es esencial la templanza. Saber asumir correctamente lo que indican los valores éticos y no reaccionar con ira, apresuramientos, desbordes, descontroles e irracionalidades ante determinadas situaciones. Hay que tener temple para ser buen bombero.
La Institución bomberil está compuesta por seres humanos y por ello mismo, el marco ético es fundamental. Primero para preservar a la propia Institución y segundo para preservar a sus integrantes.
Por ello, debe ser permanente el recuerdo de los valores éticos.